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Asombrada por vivir sólo una historia, decidí probarlas todas, una a una. También escribo y dibujo.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Steampunk: fantasmas victorianos



Repaso las notas del profesor Sheffield intentando averiguar dónde está el problema, pero no encuentro la clave y, obviamente, ya no me es posible preguntarle a él. Cuento con aproximadamente 300 páginas (tres cuadernos) de cálculos minuciosos, varios pliegos de planos muy detallados e incluso una maqueta realizada por el propio profesor Sheffield. Incluso tuvo la amabilidad de venir a morirse exactamente sobre el  pentagrama donde debíamos construir la máquina, para conseguir la mayor precisión posible. Todos los que nos encontrábamos esa noche en el teatro sabemos hasta qué punto esto último fue inoportuno para él.

Y sin embargo, cuando hemos puesto la máquina en funcionamiento, sólo ha aparecido esta niña desconcertante, en absoluto cualificada para dar un informe científico completo de los otros planos de existencia. No hace más que cantar y jugar a la rayuela y, a veces, se trae una muñeca.

De modo que no sé qué hacer. Rusell propone estúpidamente desconectar la máquina y volver a conectarla. Esto no nos conduce a ninguna parte.

(Ilustración de Esperanza Peinado Plaza)

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viernes, 22 de noviembre de 2013

Vestida de tinta


Hace ya casi un año que hice este dibujo, que es el mismo que tiene ahora de fondo este blog. Sin embargo, esta dama que camina sola, desnudándose un poco con cada imagen que lanza al aire, nunca había tenido una entrada para ella sola. El frío que hace de repente me ha recordado que ya va siendo hora, antes de que se acabe el otoño y dejen de caer las hojas.

(Ilustración: Esperanza Peinado Plaza)

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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Proyecto 10 Negritos: Anthony Marston



"- Acabo de reflexionar... pienso que Johnny y Lucy Combes serían los dos niños que atropellé cerca de Cambridge. ¡Qué mala suerte!
- ¿Para ellos o para usted?
- Hombre, pensaba que para mí... pero quizá tenga usted razón: fue mala suerte para ellos..." 

                                                                   Agatha Christie, Diez negritos


Tony Marston es el primer personaje que muere en la novela, el que demuestra que la cosa va en serio y uno de los pocos que carece de remordimientos sobre su propio crimen. A fin de cuentas, se justifica, están en el siglo de la velocidad, y a él le gusta conducir coches muy rápidos, como el Daimler en el que llega al embarcadero y cuyas llaves aparecen en la hoja de personaje, para caracterizarlo.









También es el personaje que más cambia en las adaptaciones. En el libro es un joven alto, rubio y atractivo, el único del grupo, en opinión del capitán del barco, que se parece a los antiguos invitados del millonario que anteriormente poseía la Isla del Negro. En las adaptaciones posteriores, los dos niños asesinados pasaron a ser una pareja adulta, por cosas de la censura, y el niño mimado cambió continuamente de nombre y de aspecto. En la película más conocida se transforma en el príncipe Nikita Starloff, un tipo maduro y francamente cargante encarnado por Misha Auer.




Al diseñar el personaje para el juego, yo he procurado mantener el estilo de la novela, aunque sin exagerar y dándole cierto aire presuntuoso porque, la verdad, no me cae muy bien.

(Diseño e ilustraciones de Esperanza Peinado Plaza)

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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Danza oriental y Wallada la Omeya


No tenía muy claro qué escribir para acompañar esta acuarela, que pinté hace ya un tiempo y me apetecía rescatar. Tengo por alguna parte un libro de poesía árabe de donde podría haber sacado unos versos pero, como no lo tengo a mano, recurrí a internet. Y encontré a Wallada la Omeya, una poetisa del siglo XI, hija de una esclava y un califa que murió asesinado. Al heredar la fortuna de su padre, abrió un salón literario en su palacio y compitió en certámenes de poesía con poetas varones, y encima llevando la cara descubierta. Tanto el rostro de Wallada como su poesía adquirieron fama rápidamente, y fue considerada una especie de mujer fatal de la época.  Acostumbrada al mando desde la cuna y a vivir libremente, hermosa, inteligente y con mucho caracter, ha pasado a la historia también por sus amores con otro poeta, Ben Zaydum, que al parecer la traicionó con otra persona (hay quien piensa que un hombre, otros que una esclava que Wallada había tomado bajo su protección y educado) y por la venganza de Wallada.

Sin embargo, quería dejaros con la imagen de una mujer caminando por las calles de la Córdoba del siglo XI, con la cabeza descubierta y estos versos bordados en oro en el vestido:

"Por Alá, que merezco cualquier grandeza
 y sigo con orgullo mi camino.
Doy gustosa a mi amante mi mejilla 
y doy mis besos para quien los quiera."

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